25/3/13

Construir una mejor ciudad


Concepción es una ciudad de ríos, cerros y lagunas, y por ello precisa de  una matriz ambiental que tome en cuenta a los habitantes y a las  características del sitio, y que también promueva la generación de espacios de permanencia para los distintos grupos y barrios. Los artistas, los atletas, los mayores y los más jóvenes tienen derecho a la ciudad, y es función de la autoridad facilitar alternativas para que todos ellos puedan desarrollarse, sin dañar infraestructura urbana. Asoman también algunos desafíos interesantes como la revalorización del cerro Caracol y del Parque Ecuador.

Cada día la ciudadanía toma más conciencia de  la  importancia del patrimonio urbano y arquitectónico de su  comuna, que en una zona tan expuesta a terremotos, se torna un bien escaso que es necesario resguardar. Se  requiere  por lo mismo un liderazgo visible del alcalde y el municipio, a fin de que las nuevas inversiones respeten el entorno y legado patrimonial.

La materialización de una idea de ciudad es resultado de un proyecto urbano claro. Si ello no existe, no es posible proyectar un desarrollo armónico y coherente. En materia urbanística, las municipalidades centran su trabajo principalmente en tres ejes: participación ciudadana (necesaria para validar los proyectos), espacio público y medio ambiente. El  derecho a  la ciudad lo ejercen todos, y, en efecto, son sus  habitantes los que deben dar las luces y orientar cualquier proyecto urbano. Las obras no pueden imponerse ni tampoco hay espacio para ensayar ideas caprichosas con los  recursos siempre limitados con que se cuenta.

Pero no basta mejorar los canales para facilitar el diálogo entre la autoridad y los ciudadanos para avanzar en planificación urbana. También se hace necesario dar continuidad al Plan Regulador Comunal  y materializar las obras que en ese instrumento de planificación territorial  aparecen como urgentes, y que por distintas razones se han ido postergando.

Pero para hacer todas las mejoras que la  ciudad requiere, el Plan Regulador Comunal aparece como instrumento demasiado rígido. De ahí que se haga necesario establecer un instrumento adicional y no normativo, una  carta de navegación que establezca con claridad cómo se concreta y se construye la ciudad que sueñan los penquistas. Y también se requiere reforzar el accountability, es decir, la transparencia para informar  a la ciudadanía de los avances de los proyectos, así como de las razones por la que éstos se retrasan, estancan o quedan en el camino.

Por Francisco Bañados* y Daniel Matus**.
*Periodista y magíster en Humanidades.
**Arquitecto y urbanista.



Foto cortesía de educarchile.cl

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