9/8/10

“Nuestra realidad es el guión de Matrix”

Sergio Melnick vaticina que la revolución inalámbrica será de mayor envergadura que la de los computadores personales, y que cambiará para siempre la forma en que el hombre se relaciona con su entorno. “Lo que viene es de la misma magnitud que el pecado original”, advierte, mientras prepara su paracaídas para el gran salto al ciberespacio.

Por Francisco Bañados P.

Tome un panelista de TV. Agréguele un director de E-Business de la Universidad Adolfo Ibáñez. Revuélvalo con un ministro de Mideplan del Régimen Militar. Añada una pizca de numerología y esoterismo y sazónelo con un look rabínico-patriarcal. Ponga todo en la licuadora y presione ON. ¿Qué podría obtener con semejante mezcla? Fácil: el resultado no podría ser otro que Sergio Melnick, multifacético e inquieto ingeniero comercial reconocido principalmente como "el panelista de derecha" de Tolerancia Cero de Chilevisión.

Acompañado por el periodista Fernando Paulsen, Melnick viajó a Concepción para exponer, durante el almuerzo inaugural de un foro tecnológico empresarial organizado por Entel PCS, sobre los insospechados efectos de la revolución digital ad portas, “que cambiará totalmente los paradigmas del mundo que conocemos”.

Minutos antes de comenzar la charla, sentada su robusta humanidad frente a un delicioso plato que jamás tendrá oportunidad de probar, se da el tiempo para contestar e-mails desde su teléfono PAD (Personal Digital Asistant). “Me cargan estos seminarios, son de lo más injusto que hay. Todos comen mientras uno habla”, comenta, medio en serio, medio en broma. “Cada vez que escuches un “tap tap”, querrá decir que alguien a tu alrededor estará trabajando con uno de estos aparatitos”, comenta, mostrando orgulloso su celular-agenda-computador. Y agrega: “Esta revolución inalámbrica es la superación final de la geografía, y sin duda tendrá un impacto tanto más grande para la humanidad que la aparición del computador personal”.

-¿Cómo puede afectar tanto a la humanidad un simple teléfono?
-Ciertamente no se trata sólo de un teléfono. Esta revolución va a entrar igual que la de los PC, sin pedirle permiso a nadie. Hoy en Chile hay 11 millones de celulares, casi un celular por persona. Esa es ya una realidad distinta. Pero es importante entender que no es lo mismo la máquina que la tecnología. La máquina es lo que está afuera, lo que se ve, como la cara del ser humano. La tecnología es invisible, es como el alma, es una forma de pensar. La tecnología no es neutra, uno no define si la usa para bien o para mal. Tiene una ideología propia. Este PDA que tengo en mis manos, el adminículo universal, tiene una lógica para pensar el mundo que tenemos que ser capaces entender. Por eso no se le entiende como un teléfono, sino como un conjunto se servicios. Lo que viene es gigantesco y cambiará a la sociedad, la familia, los negocios. Por eso debemos ver esta revolución inalámbrica como un beneficio y no como un costo.

Vida digital

-¿Por qué dice que la revolución inalámbrica de los PAD será más importante que la de los computadores personales?
-La gran diferencia es que los PC simulan un cerebro humano, operan bajo esa metáfora de la inteligencia. Los PDA ya no tratan de ser inteligentes, sino que son accesadores a una inteligencia que está en otro lugar.

-¿Una inteligencia global?
-Una mente. Ese es el gran cambio de paradigma. Si el PC opera con la metáfora del cerebro, esto opera con la metáfora de la mente. En los 50, hablábamos de un computador utilizado por muchas personas. Luego en los 80 se pasó a un computador por persona. Ahora, con esta máquina, son millones de computadores sirviendo a una sola persona. Todos esos miles de computadores vienen a formar un gran computador, que opera como una mente.

-¿Un computador vivo?
-Exacto. Es nuestro primer paso a la integración con la máquina. Cuando el ser humano empieza a interactuar con ella, ya no se puede desentender, porque se aísla, porque la información y el conocimiento están todos allá. En el PC tú archivas todo dentro. Aquí archivas todo afuera, te desentiendes de la geografía. Las posibilidades y las capacidades son infinitas, pero tienes que meterte dentro del sistema. Esta máquina va a ser tu teléfono, tu agenda, tu computador, tu biblioteca, tu tarjeta de crédito, tu todo. Tu identidad, en definitiva. Ella se comunica con todos sus otros iguales, y genera una red paralela a internet, y donde está genera submundos comunicándose con los sensores del auto, del refrigerador, del cajero automático... La realidad adquiere vida. Suena abstracto, pero no lo es. Esto no es futuro, es presente, y ya existe hoy.

-¿Quiere decir que, o nos subimos a este carro, o el carro los pasa por encima?
-Así parece ser. Einsten dice que la realidad no es lo que nosotros creemos. La realidad es una ilusión persistente. Si no fuese así, si la realidad fuese clara y objetiva, no habría espacio para la innovación. Tenemos que tener presente tres cosas: que el conocimiento tiene la extraordinaria capacidad de doblegar los sentidos; que la mente tiene la propiedad de llenar los espacios vacíos, y que el contexto altera el significado y uno ve lo que quiere ve. Por ende, tenemos que aprender a mirar las cosas de una manera distinta.

-Porque no hay un manual de instrucciones para subirse a este carro…
-No lo hay. No se puede usar un mapa viejo para explorar un camino por el que nadie nunca nadie ha ido. El mapa no está en los modelos del pasado, porque el pasado no es un buen predictor del futuro. El nuevo mapa está aquí adentro: no está en las respuestas, está en las preguntas. Y las preguntas dependen de la actitud, de entender que las cosas no son como creemos, de abrir la mente a otras posibilidades. En resumen, todo aquello que pueda ser digital, lo va a ser. Por lo tanto, mientras antes nos metamos a este mundo, mejores oportunidades tendremos. Steven Hawkings dice que hay que mejorar la inteligencia humana con ingeniería genética, que hay que posibilitar las vías de conexión directa entre el cerebro humano y los computadores, porque sino las máquinas nos van a sobrepasar.

-Suena escalofriante… Recuerda al guión de Terminator.
- Lo que está ocurriendo es exactamente igual al guión de Matrix. El mundo virtual, el ciberespacio, tiene una realidad ontológica exactamente igual a la nuestra. Estamos uniendo a nuestra mente original una mente colectiva artificial, y ese es el gran dilema moral que se nos viene: nos hemos metido en un mundo que hemos creado, y estamos dejando de lado la mente original, la que nos conecta de verdad. Nos vamos a conectar por la vía electrónica, y no por la mente con la que venimos equipados, la que se conecta con el alma. Estamos entrando al temible escenario de la tecnología versus el ser humano.

Pecado original

-Cuando usted habla de internet y de la gran cadena de los computadores inalámbricos interconectados como una sola mente, recuerda a la idea del imaginario colectivo de Young.
-Puede ser, pero la diferencia es que ésta es una mente colectiva creada por nosotros, a nuestra imagen y semejanza. Y eso es pecaminoso.

-¿Qué tiene esto que ver con el mundo espiritual?
-Ambos mundos son análogos, pero el material está en un nivel más bajo. Lo que viene con el ciberespacio es de la misma magnitud que el pecado original. Hay una degradación del ser humano. De nuestra realidad al ciberespacio también se baja una capa. Estamos cometiendo el mismo pecado original, creando un mundo paralelo a imagen y semejanza, y nos estamos instalando ahí. Esta realidad en que vivimos es muy dura, pero para los que vivan en el ciberespacio, esta mierda de realidad en que vivimos, va a ser el paraíso.

-Y pese a todo, se le ve tan entusiasta, dando el salto a la era digital… ¿Será que el vértigo nos atrae irremediablemente al vacío?
-Lo que pasa es que no tenemos otro camino. En menos de 250 años, pasamos de 1.500 millones de personas, a 6.500 millones. Nos demoramos 12 mil años en llegar a 500 millones, y en dos siglos quintuplicamos la cifra. Hoy tenemos que alimentar a toda la humanidad, con un nivel de consumo increíblemente mayor que en tiempos pasados. Estamos montados en una plataforma tecnológica global de la cual dependemos. Si esa plataforma desapareciera, se morirían de un paraguazo 6 mil millones de personas, por ende, nuestra sociedad depende de ella. Cuento corto, no hay vuelta atrás. Estamos atrapados. ¿Cómo nos fuimos a meter en este requesón? Ya no importa. Ahora tenemos que prepararnos para enfrentar mejor este nuevo mundo que ya está aquí.

Nueva inteligencia

-¿Una lógica distinta?
-Esto tiene que ver con la forma con que nos enseñaron a pensar. Desde hace siglos pensamos con la lógica cartesiana, que nos dice: cuando no entiendan algo, pártanlo en unidades y analícenlo por separado. Eso hoy lleva inevitablemente al error. Necesitamos volver a operar con una lógica de síntesis, tomar distancia y no perder de vista el problema en su conjunto. Esa habilidad para manejar el problema desde fuera, es lejos la cualidad más importante de un ejecutivo hoy.

-¿Debemos suponer entonces, que la revolución de los computadores inalámbricos cambiará nuestra forma de pensar?
-Cuando tú pones la inteligencia afuera, se produce un cambio en la lógica con la que tú te relacionas con el mundo. Cuando trabajas con un cerebro, un computador personal, manejas la información con lo que acumulas y archivas. Cuando funcionas con la información afuera, en otro lado, tienes que ir a buscarla, y tienes que tener la competencia suficiente para moverte en alta complejidad y encontrar lo que estás buscando.

-Es lo que pasa con Google.
-Así es. Cuando ordenas una búsqueda en Google, el buscador revisa 10 mil millones de páginas web. ¿Alguien puede leer eso? No las puedes entender, acumular, conocer, ni revisar, pero sí las puedes administrar. Estas maquinitas PDA tienen esa lógica nueva. Por eso que la Educación hoy en día está completamente desubicada. La discusión chilena hoy está centrada en los contenidos, y eso es un error, una estupidez.

-¿Hacia donde debiera enfocarse entonces?
-Tiene que ir hacia la administración del conocimiento. ¿Quién es inteligente hoy? El que tiene mejor acceso a la mente. La inteligencia no está en el cerebro, sino en la mente, y la mente está afuera del ser humano: está en cómo nos relacionamos e interactuamos con el mundo que nos rodea. Si analizas la revolución de los pingüinos, te tienes que preguntar, ¿dónde aprendieron los chiquillos a organizarse de esa forma? ¿Cómo aprendieron a armar blogs, a crear una red eficiente a través de e-mails y mensajes de texto? Hay empresas que invierten millones, y no logran coordinarse de la forma en que lo hicieron estos miles de muchachos. ¿Cómo lo lograron? ¿Debemos suponer que la educación no es tan mala como creíamos? ¿O será que lo aprendieron en otro lugar, con otras herramientas? Estos chicos están aprendiendo más por la sociedad en que están inmersos que por sus colegios. Ellos ya están acoplados a la revolución inalámbrica.


Entrevista publicada en Reportajes de EL SUR.
Domingo 22 de julio de 2006.

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