7/1/11

Emerge el arcoíris


Por Francisco Bañados P.

En nuestra opinión, en 1975 debuta un grupo que juega un rol clave en la instalación de la épica como uno de los pilares del heavy metal. Se trata de Rainbow, la banda que forma Ritchie Blackmore tras abandonar Deep Purple en 1975. El guitarrista buscaba alejarse de las influencias funk que comenzaban a hacerse visibles en la banda, y quería más espacio para incorporar con libertad elementos del folclor medieval en su música. Para ello no pudo encontrar mejor aliado que Ronnie James Dio, un cantante neoyorquino de ascendencia italiana que había teloneado a Deep Purple en 1974, al frente de Elf. Si bien esta banda ganó el nombre de “Elfo” de manera casi natural en los 60’s a causa de que ninguno de sus integrantes pasaba del metro sesenta de estatura, era un nombre muy acorde con las motivaciones de Ronnie Dio. El pequeño cantante de poderosa voz estaba particularmente interesado en escribir letras donde los mitos, los cuentos de hadas y la magia se encontraran. Inquietud que pudo combinarse a la perfección con la de Blackmore, quien era aficionado a los brujos y lo oculto (al parecer, una costumbre muy habitual entre los guitarristas de la época).

Juntos inauguran el estilo de “calabozos y dragones” en el heavy metal. La portada de su primer disco de 1975, Ritchie Blackmore’s Rainbow, deja muy en claro la línea de la banda: una ilustración de un castillo de cuentos de hadas con la forma de una guitarra Fender Stratocaster. La placa incluye canciones de corte épico, como el himno The Man on the Silver Mountain, The Temple of the King y Sixteen Century Greensleeves, y junto a ellas otras que son un guiño al mundo de hadas y duendes, como la sutil balada Catch the Rainbow.

El primer disco es recibido con algún grado de desconcierto por parte de la crítica, que considera que Blackmore ha suavizado su propuesta respecto a lo que venía haciendo en Deep Purple. En efecto, la primera encarnación de Rainbow no era otra cosa que Elf con Blackmore como guitarrista, por lo que apenas finalizan el disco debut, el músico se aboca a la tarea de reclutar instrumentistas a la altura de su currículum.

El primero en llegar es Cozy Powell, un verdadero emprendedor de la batería de la escuela de Ginger Baker y Keith Moon, que había ganado notoriedad junto a Jeff Beck y también junto a su propia banda, The Cozy Powell’s Hammer. Powell, quien también era piloto de carreras y fanático de las motos, resultaría fundamental para imprimirle un sonido heavy metal a Rainbow e inaugurar formalmente este subgénero. El baterista perfecciona la técnica del doble bombo, desarrollada inicialmente por el baterista de The Who, Keith Moon, y aporta peso al grupo con una base rítmica veloz y demoledora. Completan la formación clásica el bajista escocés Jimmy Bain y el teclista norteamericano Tony Carey. Los cinco editan en marzo de 1976 el disco Rainbow Rising, producido por el ingeniero Martin Birch, antiguo colaborador de Deep Purple, quien se convertiría en un ícono de la producción de bandas cultoras de la epopeya.

Rising constituye todo un paradigma para el heavy metal, tanto a nivel musical como en las letras. Blackmore alcanza su madurez como guitarrista, especialmente en sus solos, que dan cuenta de una técnica y sensibilidad excepcionales. Así, por ejemplo, es notable como tensa las cuerdas con la presión que les imprime con su mano izquierda, que permiten que, en el devenir de sus solos, parezca que la melodía va alejándose de la base rítmica para volver de improviso y encajar de manera siempre precisa, con tensiones y oscilaciones inspiradas en escalas orientales. Dio, por su parte, deslumbra con sus líneas melódicas. A su particular timbre, que le permitía cantar en pasajes con notas muy altas, sin esfuerzo, sin recurrir al grito agudo y sin perder fuerza ni control, sumó una teatralidad casi operática. Su voz se convertía entonces en el instrumento perfecto para transmitir historias épicas, la mística, la magia y la sabiduría de los antiguos. Canciones como Tarot Woman, Run with the wolves, A light in the black, y especialmente Stargazer, sientan un nuevo y tal vez definitivo precedente de cómo abordar la epopeya en el rock.

La pieza más destacada del disco es Stargazer, una canción épica de 8 minutos y medio que, para muchos, es una de las mejores composiciones jamás escritas en el rock. El tema comienza con una poderosa y técnica introducción del baterista Cozy Powell, acompañada por un largo riff de Blackmore, que permite un inspirado contrapunto entre ambos instrumentos. A continuación irrumpe el riff principal que constituye el leif motiv de la canción, con un ritmo de medio tiempo muy marcado e hipnótico, reforzado por un teclado con reminiscencias orientales. El aderezo extra es aportado por las cuerdas de la Filarmónica de Berlín que contribuyen a que la música alcance su clímax en el dramático desenlace de la historia. Mención aparte merece el solo de Ritchie Blackmore, considerado uno de los mejores de su carrera.

Stargazer cuenta la historia de un rey-astrólogo-mago de tiempos inmemoriales que encarga a sus súbditos la construcción de una torre altísima, que le permitirá cumplir su mayor anhelo: volar. Tal como en el mito de Ícaro y Dédalo, el protagonista responde al arquetipo del hombre-pájaro, un mortal obsesionado con volar. Obsesión que a su vez esconde el deseo de dominar los cielos y equipararse así con los dioses. Este concepto es reforzado en Stargazer por la presencia de la torre, a todas luces una alusión a Babel y a la ambición humana de alcanzar la grandeza de Dios mediante un desafío material. Son los súbditos de este cruel rey mago quienes cuentan la historia y quienes de hecho aportan el cariz épico de la trama, que se desliza entre su fe en su señor (“yes, I believe”) y su sentimiento de sentirse por primera vez libres (“I’m comming home”). La historia termina donde terminan casi siempre las mayores ambiciones del hombre: en el fracaso. Una vez erguida la torre, el mago se lanza al vacío y, por una fracción de segundo, se convierte en un dios ante sus ojos y los de su gente. Pero sus sueños se revientan contra las rocas. Con esta dramática escena se rompe el espejismo. Sus siervos, que construyeron con sus propios huesos y su sangre esta torre insensata, que sufrieron y murieron por los sueños de un loco, se liberan del hechizo y toman conciencia de su propia existencia. Por primera vez son libres: un arcoíris en el horizonte les dibuja el camino a casa.

Con el álbum Long Live Rock & Roll (1978), Rainbow comienza a alejarse de la propuesta épica de sus dos primeras placas. En un intento por llegar las radios norteamericanas y conquistar este importante mercado -dominado en ese momento por bandas con un sonido más comercial, como Journey, Kansas o Boston-, Blackmore prioriza un sonido más rockanrollero, simple y con mayor gancho comercial. A pesar de ello la épica y la fantasía sige estando presente en el disco en temas como Kill the King, Lady of the Lake (basada en el mito artúrico), Rainbow Eyes y Gates of Babylon. Este último es otro de los grandes clásicos de la banda: está inspirado en la antigua Persia, recreada con acierto gracias a la ambientación arabesca de los teclados y los riffs de guitarra. La pieza tiene uno de los solos mejor logrados de Blackmore, en el que deja de lado la escala pentatónica para sumergirse en la escala frigia. La letra es, más que una historia lineal, un conjunto de evocaciones que nos conducen irresistiblemente a la mágica Babilonia del imaginario del nómade aventurero que se acerca por primera vez a sus puertas.

Babilonia se presenta ante los ojos del viajero como un sinónimo de tentación. La ciudad representa poder y riquezas, pero en su reverso también es el camino a la perdición. En ese sentido, el demonio y la ciudad son prácticamente una misma cosa.

El disco Long Live Rock and Roll marcaría el fin de la inspirada sociedad Blackmore-Dio, y con su disolución terminaría la etapa más épica de Rainbow. El guitarrista estaba convencido de que debía abandonar o minimizar este tipo de temáticas para conquistar el mercado norteamericano. A contrario sensu, el management del grupo insistía en que había que probar caminos seguros, como las canciones de amor. Pero Ronnie James Dio no estaba dispuesto a hacer esta concesión, y el tiempo pareció darle la razón. Pocos meses después de su partida, en 1979, fue reclutado por Black Sabbath para ocupar el lugar de Ozzy Osbourne. Junto a este grupo grabó dos discos fundamentales para el heavy metal, Heaven and Hell (1980) y The Mob Rules (1981), continuadores de la más clásica tradición de Rainbow. Reyes, caballeros, brujas y la sabiduría de los antiguos tomarían por asalto las letras de la obscura banda de Birmingham, que, de la mano de Dio, renovaría su propuesta de cara a la década que comenzaba.

9 comentarios:

  1. Arturo (The Shed)7 de enero de 2011, 6:20

    Me gusta tu exposición, Pancho. No coincido mucho en la afirmación de que con Long live rock'n'roll se abandonó esa corriente épica, para mi está más en esa onda que el primero, pero bueno, es solo cuestión de perspectivas. A esos cuatro temas que mencionas de dicho disco, sumaría The Shed (Subtle), la cual poseé una intro de lo más mágico y misterioso que jamás haya escuchado.

    P.D. Me gusta tu blog. ;)

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  2. De acuerdo contigo, Arturo. Si más de la mitad de las canciones del disco pueden calificarse de épicas, no puede hablarse de abandono, aunque sí se note que otros vientos comenzaban a soplar en el mundo. Gracias por tu aporte! Si hay más ya lo sabes, son bienvenidos!!

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  3. Está muy bueno el artículo, otro disco bastante épico es el Strange in us all con Doogie, creo que Blackmore quería volver a la temática de los discos con Dio.

    Saludos.

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  4. Arturo (The Shed)7 de enero de 2011, 18:12

    Totalmente de acuerdo con Aquiles. Ese disco es el regreso al Rainbow épico.

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  5. De acuerdo también con Aquiles, pero no lo puedo incorporar aquí, por la tesitura histórica de mi trabajo. Este capítulo va inserto en una línea temporal de la que no me puedo arrancar. Después de este capítulo, sigue el de la NWOBH.

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  6. Las apreciaciones personales siempre existirán, pero EXCELENTE aporte Pancho...te felicito. Y claro que SIUA fue una vuelta y despedida apoteósica del Rainbow que más me gusta!!...LLR&R.

    Claudio

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  7. Excelente!!, aunque no estoy de acuerdo con el abandono de lo épico con LLR&R; ¿Cómo definirías "Eyes of the world" o "Danger Zone" de DTE?...si, lamentable esa fijación que le dió a Blackmore por lograr un hits comercial, creo q lo consiguió con "Since you been gone", "Stone Cold" ó "Street of dreams", años más tarde.

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  8. Mucha gracias por sus comentarios!! Se puede decir que la canción LLR&R fue el primer intento serio de Blackmore de alcanzar un hit comercial, aunque posiblemente en su momento no se movieron las piezas adecuadas para que las radioemisoras la tocaran como se merecía. Eso sí pasó con Since you been gone, pero obviamente DIO ya estaba bien lejos del barco cuando esto tuvo lugar. Simplemente no le acomodaba el nuevo giro de la banda.

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  9. Hubiera sido mágico escuchar "Eyes of the world", "Danger Zone" o "Love's No Friend" cantadas por el enano maldito, si bien las versiones de Bonnet son magistrales, me causa mucha expectación haber escuchado algo así. En el otro reelevo (Bonnet/Turner) también sucedió algo parecido, tuve la oportunidad de escuchar "I surrender" y "Spotlight Kid" por Bonnet y suenan mucho más poderosas, algo así como "Jet to Jet" de Alcatrazz.

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